La energía solar fotovoltaica transforma de manera directa la luz solar en electricidad empleando una tecnología basada en el efecto fotovoltaico.
Al incidir la radiación del sol sobre una de las caras de una célula fotoeléctrica (que conforman los paneles) se produce una diferencia de potencial eléctrico entre ambas caras que hace que los electrones salten de un lugar a otro, generando así corriente eléctrica.
Existen tres tipos de paneles solares:
- Fotovoltaicos, generadores de energía para las necesidades de nuestros hogares
- Térmicos, que se instalan en casas con recepción directa de sol
- Termodinámicos, que funcionan a pesar de la variación meteorológica, es decir, aunque sea de noche, llueva o esté nublado
En las etapas iniciales de la tecnología fotovoltaica, este tipo de energía se empleó para proveer de electricidad a los satélites. Fue en la década de los 50, apunta la APPA, cuando los paneles fotovoltaicos aceleraron su desarrollo hasta convertirse, en la actualidad, en una alternativa al empleo de combustibles fósiles.
El desarrollo de las energías renovables es imprescindible si queremos frenar el cambio climático y luchar por que todos los habitantes del planeta tengan acceso a electricidad.
Pero existe todavía una parte de la población que desconfía de la eficiencia de las energías limpias. A continuación vamos a desmontar algunos de esos falsos rumores que circulan en contra la energía solar fotovoltaica.
Hoy las energías renovables son más baratas que las energías convencionales en buena parte del mundo. Más de dos tercios de la población mundial vive en países donde la energía solar y eólica son ya las fuentes de energía más competitivas. Y si se internalizan y tienen en cuenta los costes ambientales y sociales de las fuentes de energía, las renovables son las fuentes de energía más competitivas en todo el planeta. En los últimos diez años, el precio de los módulos fotovoltaicos se ha reducido en un 94 %.
No es cierto que se destruyan masas forestales para instalar plantas solares. No existe ningún informe de organismos públicos o privados solventes que recojan que el crecimiento de la energía solar contribuye a la deforestación. Por el contrario, las plantas solares se suelen instalar con frecuencia en entornos áridos, con escasa o nula vegetación.
La experiencia de ACCIONA revela que, si en algún proyecto concreto ha sido necesario talar algún árbol o especie de interés natural, ello se ha compensado con plantaciones de nuevos ejemplares en número muy superior a los afectados.
El fenómeno de la deforestación está internacionalmente vinculado a la explotación abusiva de las masas arbóreas o a la extensión no sostenible de las tierras de cultivo, cuando no a las sequías provocadas por el cambio climático que las energías renovables, como la energía solar, contribuyen a frenar.
Las plantas solares se instalan a menudo sobre terrenos sin uso previo, por ejemplo en entornos desérticos.
No se conocen hasta la fecha situaciones en las que se haya producido un conflicto de intereses con el sector agropecuario. Por el contrario, la energía solar fotovoltaica es cada vez más un aliado de las explotaciones agrícolas, pues permite aplicaciones locales vinculada al bombeo de agua, la automatización de sistemas de riego, etc.
Por otro lado, a menudo se utilizan algunas especies ganaderas como ovejas y cabras para mantener de forma natural el terreno sobre el que se instalan algunas plantas fotovoltaicas.
Efectivamente las plantas solares no funcionan ordinariamente de noche, sin embargo, los impresionantes avances registrados en tecnologías de almacenamiento y el descenso de costes están haciendo cada vez más frecuente su vinculación a energías renovables intermitentes, de forma que sea posible almacenar la energía cuando hay viento y sol, aunque no exista demanda, y luego suministrarla cuando lo requiera el usuario, aunque sea por la noche o en ausencia de viento.
Por otra parte, la complementariedad entre las diversas tecnologías renovables es una de sus principales virtudes, de forma que exista una tecnología adecuada para cada entorno y cada circunstancia, y son perfectamente combinables entre sí para diseñar la solución más adecuada en cada caso.
Los modernos paneles fotovoltaicos son cada vez más eficientes, de forma que, en condiciones estándar, se calcula en unos dos años el tiempo que tarda un panel en generar la energía utilizada para su producción, siendo su vida útil de más de 30 años, durante los que seguirá generando energía con la luz del sol como único combustible, limpio, gratuito e inagotable. Los principales componentes de un panel fotovoltaico son el silicio, el aluminio el vidrio y el cobre, y su fabricación no supone un proceso particularmente contaminante, que requiera medidas de protección y seguridad superiores a las de un proceso industrial convencional.
Una vez agotada su vida útil, los componentes de los paneles fotovoltaicos están catalogados como residuos no peligrosos y son recuperables en tasas muy elevadas de hasta más del 95%, lo que permite hacer un uso más sostenible de las materias primas empleadas y a reducir el volumen de desechos.
La energía solar fotovoltaica ha experimentado en la última década una drástica reducción de costes que la ha convertido, junto con la eólica, en una de las tecnologías energéticas con mayor proyección de futuro.
Así, si la capacidad fotovoltaica instalada en el mundo se situaba al cierre de 2021 en 940 GW, la Agencia Internacional de la Energía prevé que para 2040 se haya multiplicado por seis, hasta superar los 3000 GW (e incluso los 4.800 MW en su escenario más sostenible).
En los sistemas fotovoltaicos, la potencia pico hace referencia a la cantidad de kW instalados, mientras que la potencia nominal alude a la potencia del inversor (el equipo eléctrico que transforma la energía generada por los paneles en apta para el consumo).
En principio, la potencia nominal es la que marca el límite (no se puede producir más de lo que el inversor puede convertir). No obstante, las instalaciones fotovoltaicas siempre instalan una potencia pico superior al nominal –más paneles-, para tratar de cubrir el 100% de la capacidad del inversor.
Una planta fotovoltaica estará bien diseñada si la potencia pico –paneles instalados- es la idónea para garantizar que el inversor es capaz de funcionar al 100% de su capacidad en todos los momentos en que se requiere.
Nos aliamos con el sol para producir la energía con la que combatimos la emergencia climática y lideramos la transición hacia una economía baja en carbono. Construimos algunas de las mayores plantas fotovoltaicas del planeta.