El proyecto, que está siendo ejecutado por ACCIONA, reportará importantes beneficios en términos de empleo, aporte al PIB y reducción de emisiones de CO2

La futura Línea 1 del nuevo metro de Quito, ejecutada por ACCIONA, a través de su filial de construcción, es uno de los proyectos de infraestructuras más importantes de la capital de Ecuador, una ciudad en la que viven más de 2 millones de habitantes y en la que la mejora de la movilidad es una prioridad.

Cuando entre en operación en 2019, la Línea 1 constará de 22,6 kilómetros de túnel y 15 estaciones para dar servicio a unos 400.000 viajeros al día, lo que contribuirá a disminuir la afluencia de vehículos y a mejorar la comunicación entre los diferentes puntos de la ciudad, reduciendo los tiempos de desplazamiento de los habitantes.

Además de descongestionar la ciudad y facilitar el acceso al transporte público, el proyecto desarrollado por ACCIONA aporta otros beneficios socioeconómicos para los ciudadanos.

Mediante la aplicación de una metodología propia de medición de impacto socioeconómico, elaborada a partir del Modelo de Leontief (basado en el análisis de las relaciones entre las diferentes industrias) ACCIONA ha evaluado cuantitativamente el impacto que el metro de Quito tiene en la generación de empleo y contribución al Producto Interno Bruto (PIB) del país, además de contemplar otros efectos positivos en el medioambiente y las comunidades.

En base a la aplicación de esta metodología, se estima que la ejecución de esta línea de metro tendrá un impacto socioeconómico en el PIB del país de aproximadamente 856 millones de euros durante los tres años y medio de construcción. Además, las obras del metro de Quito crearán más de 32.700 puestos de trabajo al año durante la construcción, considerando los directos, indirectos e inducidos. Estos últimos se determinan calculando en términos de empleo el impacto macroeconómico sobre el PIB.

En términos medioambientales, en la fase de operación se reducirá la contaminación ambiental evitando la emisión a la atmósfera de más de 163.000 toneladas al año de CO2 y se podrían retirar de la circulación 800 autobuses antiguos de baja eficiencia.

La construcción del metro de Quito forma parte del Sistema Integrado de Transporte Masivo, un ambicioso programa que no sólo busca dar respuesta a los problemas actuales de tráfico de la capital ecuatoriana, sino que también pretende ordenar el futuro de su vialidad urbana sobre nuevos criterios de sostenibilidad y respeto al medio ambiente.